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miércoles, 1 de abril de 2015

CRÍTICA: "CALABRIA"

Los ritos primitivos de la mafia
CALABRIA  êêêê
DIRECTOR: FRANCESCO MUNZI.
INTÉRPRETES: MARCO LEONARDI, PEPPINO MAZZOTTA, FABRIZIO FERRACANE, GIUSSEPE FUMO, BARBORA BOBULOVA.
GÉNERO: MAFIA / ITALIA / 2015  DURACIÓN: 103 MINUTOS.   
       
 
     La carrera del director italiano Francesco Munzi (Roma, 1969) no debería pasar desapercibida para el aficionado y tendría que ser atendida también por las organizaciones de derechos civiles y por cualquier ciudadano sensible preocupado por los problemas de la inmigración, la explotación y la violencia. Su debut con Saimir (204) nos narra la historia de un padre y un hijo procedentes de la Europa del Este. El padre explota a sus compatriotas y vecinos hasta que el hijo se rebela abriendo el camino a la regeneración. Su siguiente film, Il resto della notte (2008) retrata a una comunidad rica en el noreste de Italia que vive inmersa en sus temores por la inmigración. Iba siendo hora de que un film de Munzi se estrenara comercialmente en España (los films citados anteriormente tuve que verlos on line y en versión original sin subtítulos), todo gracias al gran momento que vive el cine italiano con films como Gomorra, La mejor oferta o La gran belleza.
     

      
       Calabria nos sitúa en una pequeña aldea de dicha región italiana, en donde tres hermanos hijos de un pastor, Luciano, Luigi y Rocco (Fabrizio Ferracane, Marco Leonardi y Peppino Mazzotta) llevan años viviendo del lucrativo negocio familiar: el tráfico de drogas en el entorno de la mafia calabresa, la ´Ndrangheta. Luciano, el mayor, intenta mantenerse al margen hasta que su conflictivo y descerebrado hijo, Leo (Giussepe Fumo) empieza a acercarse a su carismático tío Luigi y sus turbios negocios. Cuando Leo pierde el control una noche disparando a las puertas de un bar de un conocido clan mafioso, estalla una guerra en la que los hermanos se ven forzados a unirse de nuevo para defender el honor y las vidas de la familia.


      
       Basada en la novela Anime Nere (Alma negra) de Gioacchino Criaco, Calabria es junto a Gomorra una de las películas más naturalistas sobre la mafia que se han rodado, hay algo físicamente repulsivo, pegajoso, en estos sucios asuntos de familia, germen y núcleo de ese tipo de criminalidad que extiende sus tentáculos a modo de siniestra cooperativa delictiva o sindicato del crimen. El crimen como una forma de vida, como empresa participativa, con su bagaje de ancestrales vendettas y su inalterable mantra “Ojo por ojo, diente por diente”. Calabria es una de las regiones más pobres de Italia, cuenta con una altísima tasa de desempleados y una fuerte emigración interior. En el epicentro rural de esa degradada región nació la ´Ndrangheta, la mafia local, con un largo historial de crímenes y una de las más temidas por su ferocidad. Y Munzi acierta dotando a su crónica de un ritmo pausado para bucear por su estructura interna, sus mecanismos de pulsión criminal y sus orígenes con un realismo estremecedor, mostrando la solidez de sus cimientos y pilares, las sucias manos de los hermanos Carbone sobre cualquier negocio delictivo, ya sea el tráfico de drogas, armas e incluso la construcción, y el verso suelto que representa Luciano, el único de los hermanos que se gana el pan con el sudor de su frente y que no ha sucumbido al mal, a los malditos vínculos de sangre que acaban por pudrir la sangre de su hijo, dramático ejemplo de la erótica que el crimen desprende para las personas más débiles.


       
       La importancia de la ofensa, que en cualquier otro ámbito no pasaría de ser un capítulo menor para engrosar el anecdotario, representa para la mafia una afrenta, un punto de inflexión en su dinámica familiar, social y criminal. La cinematografía italiana ya ha dado muestras de ese ambiente opresivo rural, del poder y el miedo que infunden estas organizaciones mafiosas en films como Gente de respeto, Una cuestión de honor o Sola frente a la violencia, pero en Calabria no hay lugar para la distancia ficcional ni las sutilezas, la frescura con que Munzi recrea las disputas familiares y el destino aciago, escrito con la violencia de unos personajes para los que el crimen es una enfermedad hereditaria, documenta los rasgos más primitivos de esta perversa organización. El asfixiante tono hiperrealista que desprecia las florituras, de una cercanía sobrecogedora, otorga un tono seco, gélido, a las acciones más anodinas (el posible matrimonio del crápula Leo con una joven que estrechará lazos entre dos clanes, la desubicación de la mujer norteña y cosmopolita de Rocco), esas que tienen que ver con el entramado familiar y su ancestral árbol genealógico, del que se derivan los conflictos paternofiliales y las diferencias irreconciliables, la raíz del odio y la podredumbre de una comunidad hermética, bunkerizada, por donde transitan personajes con el alma negra. Con portentosas y creíbles interpretaciones de actores poco conocidos por estos lares, una excepcional fotografía de Vladan Radovic sobre los rústicos y espectaculares paisajes del sur de Calabria, Munzi firma, de manera solvente y magnética, una crónica a pequeña escala sobre los ritos criminales de la ´Ndrangheta, que desemboca en un final tremendo a modo de tragedia griega, que ahoga de manera atroz cualquier atisbo de redención.


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