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sábado, 27 de septiembre de 2014

EL CULO DE CAMERON DÍAZ NO VALE UNA MISA

     

     Es indudable que la comedia –con todos sus matices- tiene su público, pero yo tengo que confesar que cada día me interesa menos, algo que puede ser debido a la ínfima calidad actual de un género que sigue en progresiva decadencia. Pocas cosas resultan mínimamente hilarantes en SEX TAPE: ALGO PASA EN LA NUBE, una función que nos presenta a un matrimonio, Jay (Jason Segel) y Annie (Cameron Díaz), que cuando entablaron relación sentían entre ellos una atracción muy intensa, pero que diez años y dos hijos después, todo se ha vuelto rutinario y se dan cuenta de que hay que avivar la llama de la pasión que se está apagando. Deciden entonces grabarse en vídeo mientras mantienen una maratoniana sesión sexual de tres horas. El problema surge cuando descubren que el vídeo ha sido enviado por error a sus amigos y familiares.


      Aburridísima, un film en el que cada situación parece forzada. Jake Kasdan se queda muy corto en su aparentemente irreverente premisa a pesar de utilizar artilugios tecnológicos (Ipad, Tablets, Cloud Computing) para dotar a la función de un toque de modernidad, y en la que la química de la pareja protagonista (el pasmarote de Jason Segel y la chica de la sonrisa pronunciada, una Cameron Díaz con 41 tacos) apenas sostiene un pésimo guión más ordinario que morboso y con sólo un par de gags reseñables. Y molesta sobremanera la obscena publicidad de Apple, una cuestión a la que el hijo del en otro tiempo prestigioso director Lawrence Kasdan, dedica más interés que a la dirección de actores o a pulir algunas secuencias patéticas, ridículas y vergonzantes. Sin pizca de pretendida tensión sexual, el encefalograma plano  persiste desde el principio hasta el final sin que los momentos más pretendidamente bizarros lo altere.


Y es que hacer una buena comedia es algo muy difícil, y no basta con pronunciar la palabra “follar” constantemente o elegir a unos protagonistas de altura, mucho menos cuando lo único que recordará el respetable son las apariciones de Rob Lowe como futuro jefe de Annie, un empresario que cuando su familia no está en casa aprovecha para dar rienda a su lado más gamberro y friki realizando todo tipo de locuras. Suyos son los mejores momentos de la función, su concurso es mucho más descarado y transgresor que la visión fugaz del culo de Cameron Díaz -que tampoco es que valga una misa- y las extrañas posturitas con Jason Segel siguiendo el manual “The Joy of Sex”. Lo peor es que se supone que estamos ante una comedia adulta, pero lo que encontramos es un humor de guardería, muy mojigato, que no sabe uno si se debe a la cultura represora norteamericana en materia sexual a al deseo de postular una visión liberal de sus propios complejos. En cualquiera de los dos casos naufraga estrepitosamente.



2 comentarios:

  1. La reservo para su pase televisivo, de modo que no puedo entrar a valorarla. Pero es cierto que la comedia americana hace años que anda muy de capa caída. Y cuando quiere ser osada resulta todavía más patética. Un abrazo.

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  2. Harás bien, aunque yo tengo la tele para hacer útil el DVD, el Blu-ray y las consolas. Hace muchos años que no veo la tele, algo que sin duda ha influido positivamente en mi salud mental. Cuando me interesan series como Los Soprano, The Wire, Breaking Bad o True Detective me las descargo con todo el morro del mundo y luego compro las temporadas en los grandes almacenes. Con la cantidad de películas que veo al año me siento lleno y satisfecho. Lo único que soporto ver en la tele es el fútbol (al que intuyo, no eres muy aficionado), y como soy un fanático del At. de Madrid, eso es sagrado, pero casi siempre lo veo en los bares para pegar voces y descargar adrenalina.

    La comedia está en decadencia en todas partes, aquí en España también, gracias que estamos acertando en otros géneros con películas como el thriller "La Isla Mínima", o el drama criminal, "Magical Girl", recientísima ganadora de la Concha de Plata en San Sebastián.

    Un abrazo.

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