Carnaza para
criminales
ANARCHY: LA NOCHE DE LAS BESTIAS êêê
DIRECTOR: JAMES
DEMONACO.
INTÉRPRETES: FRANK
GRILLO, MICHAEL K. WILLIAMS, ZACH GILFORD, CARMEN EJOGO, KIELE SÁNCHEZ, ZOE
BORDE, CHAD MORGAN.
GÉNERO: ACCIÓN / EE.
UU. / 2014 DURACIÓN: 103 MINUTOS.
Muy decepcionante me resultó The
Purge: La noche de las bestias (James DeMonaco, 2013) y mucha prisa se
han dado sus responsables para eliminar el regusto amargo de aquel film
ambientado en un futuro próximo y una sociedad distópica en donde sus
gobernantes, llamados Nueva Fundación de los Padres de América, han decidido
implantar una medida catártica (la Purga Anual) según la cual, una noche al año
está permitido cometer cualquier clase de delito sin tener que responder ante
justicia. O al guión la faltaban piezas o DeMonaco no supo aprovechar la idea
esencial que finalmente fue perdiéndose por lugares comunes y excesivamente
familiares, personajes mal dibujados, acción rutinaria y previsible.
Un año después, James DeMonaco vuelve a la carga con
esta secuela titulada ANARCHY: LA NOCHE DE LAS BESTIAS sin
la presencia ya de Ethan Hawke ni la musa del terror Lena Headey pero con igual
premisa: El crimen se ha convertido en una enfermedad incurable en Estados
Unidos y las cárceles están llenas. El gobierno decide que durante una vez al
año estará permitido que cualquier acto vandálico sea legal, con esta medida
intentan reducir el número de criminales, una idea que surge de la teoría de
que todo ser humano guarda dentro una dosis de maldad que en algún momento saldrá
al exterior. En una situación como esta, las personas adineradas tienen más medios
para defenderse que las clases humildes de aquellos que les quieren hacer daño.
La policía tiene órdenes de no intervenir y los hospitales no reciben pacientes
¿cómo sobrevivir a los criminales sin convertirse en uno? Si en la primera
entrega asistimos al asalto de un hogar, en esta ocasión saldremos a la calle
para vivir la terrorífica Purga.
Hemos de
reconocer que las mejoras con respecto a la primera entrega han sido
sustanciales, provocando, esta vez sí, una inquietante sensación de indefensión
derivada de una premisa que se me antoja originalmente atrevida, incómoda y en
algunos momentos, espeluznante. Está claro que los espectadores, tras ver el
film original (que, recordemos, con un presupuesto de 3 millones de dólares
recaudó cerca de 100) se quedaron con ganas de más y con la molesta percepción
de que la historia estaba muy desaprovechada. DeMonaco acierta al abrir la acción para que discurra en distintas
localizaciones de un Los Ángeles tremendamente distópico pero siempre
reconocible, espacio sugerente en donde se producen unas frenéticas
persecuciones que otorgan al artefacto un tono gamberro cercano al exploit setentero. Reminiscencias buscadas
por el director en películas de culto como El
Diablo Sobre Ruedas (Steven Spielberg, 1971), Mad Max (George Miller, 1979)
y The Warriors: Los amos de la noche (Walter Hill, 1979), en un intento porque
la crítica y el público se olvide del fiasco de la primera entrega,
presentándonos el mismo producto pero francamente perfeccionado. Lo consigue,
sobre todo, en las mejoradas y enérgicas escenas de acción y en la naturaleza
feroz de su mensaje: mientras la adinerada burguesía descansa en sus casas
fortificadas sin nada que temer, los delincuentes se matan entre ellos reduciendo
de forma drástica la población criminal, aunque en el experimento se pierdan
vidas inocentes que se darán por amortizadas.
El film centra su
acción en tres historias: Un sargento de la policía armado hasta los dientes
que busca venganza por la muerte de su hijo; una camarera y su hija residentes
de un barrio marginal que están a punto de ser secuestradas si no es porque lo
impide su ángel vengador; y, por último, un matrimonio a punto de separarse y que se ven inmersos en la violenta Purga
debido a una avería en el coche. Insisto, el mensaje llega nítido y se nota el
esfuerzo del realizador para retratar a la clase más adinerada con el mayor de
los desprecios, con una crueldad propia de quien sabe dónde radica el origen de
nuestros males, solo hay que estar atentos para ver cómo la clase alta celebra
su particular Purga. Frank Grillo da
oxígeno de manera convincente a un (anti)héroe vengador que podemos clasificar
como un cruce entre el Max Rockatansky de Mad
Max y el Snake Plissken de 1997: Rescate en Nueva York, y exponente
máximo de la defensa frente a la violencia que se ha adueñado de las calles
dando lugar a las situaciones más horribles y grotescas. Tal vez se acuse a
DeMonaco de ser poco sutil, pero de lo que hablamos es de un país que, desde su
fundación, vive en permanente guerra civil contra el crimen. Tal vez sea hora,
visto a lo que nos está abocando este terrible hipercapitalismo, de que el
primitivismo salvaje lleve a cabo una redistribución de la riqueza a través del
crimen.
Precisamente ayer vi "The Purge". También me pareció una buena idea mal aprovechada, aunque ya estaba allí el retrato despiadado de esa clase media-alta que observa complacida como los pobres mueren a manos de los violentos. Un abrazo.
ResponderEliminarEsta es bastante mejor, al menos ese mensaje que señalas llega más nítido y las escenas de acción están más logradas. De todas formas, la saga se desmadrará y, como me ha pasado con otras, dejaré de seguirla. En fin, pocos estrenos en la semana, me voy a dar una vuelta por los cines a ver que se cuece, acabaré viendo, con suma pereza "El Protector", pero es que a mí el Jason Statham ese no me acaba de convencer y parece que siempre hace la misma película, como si estuviera metido en un bucle.
EliminarUn abrazo