Una vez superado el trance de Gravity, una de las
películas de las que más se habla es sin duda La vida de Adèle, Palma
de Oro en el pasado Festival de Cannes, el film, que adapta libremente la
novela gráfica “El azul es un color cálido”, de Julie Maroh, nos narra los
avatares de Adèle (Adèle
Exarchopoulos), una quinceañera que parece tener muy claro su orientación
sexual y que, como todas sus amigas, debe salir con chicos. La cosa cambiará
cuando una noche conoce y se enamora de Emma
(Léa Seydoux), una joven con el pelo azul que hace que sus sentimientos y su
identidad se vuelvan confusos, pues su atracción por una mujer, que comienza a
descubrirle el deseo y el camino de la madurez, someterá a Adèle a una serie de
juicios y prejuicios por parte de familiares y amigos.
Para este
cronista, estamos ante la mejor película sobre el deseo y el amor que se ha
rodado hasta la fecha. El director tunecino Abdellatif Kechiche, afincado en Francia (país donde verdaderamente
saben apreciar la dimensión en el cine del amor y el erotismo) necesita casi
tres horas de metraje para sumergirnos en el despertar sentimental y sexual de
una adolescente como jamás habíamos visto, un amor tan veraz, sentido,
transparente, humano y libre que es imposible que el espectador no se sienta
conmocionado. La vida de Adèle es una magistral película que nos presenta dos
interpretaciones de altura: una Adéle
Exarchopoulos articulando las incertidumbres, los miedos, las emociones y
los dilemas propios de su temprana edad, hasta que descubre que es lesbiana y
que a partir de entonces será desde esa mirada como se afirme en el mundo; y
una Léa Seydoux que todo eso lo
tiene claro desde hace tiempo, más madura, y que se eleva como el complemento
mágico para ese volcán que es Adèle.
El
lesbianismo ya había sido tratado otras veces en el cine, pero nunca con una
explicitud sexual, sensibilidad y credibilidad tan pura como verdadera.
Kechiche nos hace navegar por esos periodos de la primera adolescencia que
tanto marcan a las personas: el desconcierto, el encuentro con el amor y el
sexo, la traición, los sueños, el desamor y los interrogantes que abre tu vida
futura. Un film intimista y desgarrador en donde, el viaje que iniciamos con
Adèle a lo largo de una década, contiene el latido de la vida en su plenitud,
siempre luchando entre lo que su entorno social y familiar le aconseja, y su desbordante pasión. La
diremos adiós en su vida adulta, con la demoledora sensación de ya sólo le
acompaña la esencia de aquellos años para combatir la asfixiante soledad. Un
peliculón.
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