jueves, 12 de febrero de 2015

CRÍTICA: "FOXCATCHER"

Los oscuros abismos de la condición humana
FOXCATCHER êêêê
DIRECTOR: BENNETT MILLER.
INTÉRPRETES: CHANNING TATUM, MARK RIFFALO, STEVE CARREL, VANESSA REDGRAVE, SIENNA MILLER.
GÉNERO: DRAMA / EE. UU. / 2014  DURACIÓN: 134 MINUTOS.   
          

      El director estadounidense Bennet Miller (Nueva York, 1966) debutó allá por 1996 con el documental inédito en nuestro país The Cruise, un film que documenta la dura vida de un peculiar guía turístico de la ciudad de Nueva York que fue filmado con pequeñas cámaras digitales y un presupuesto de guerrilla. Miller es un cineasta con una carrera escasa y lacónica, y no es hasta 2005 cuando estrena su primer largometraje de ficción con actores profesionales, el espléndido drama biográfico Capote, que con una magistral interpretación del finado Philip Seymour Hoffman que, metido en la piel de Truman Capote, nos relata el periplo del genial escritor en un pueblo perdido de Kansas  para narrar el sangriento asesinato de los cuatro miembros de una familia que dio lugar a su gran obra maestra A sangre fría. Tampoco estuvo nada mal Moneyball: Rompiendo las reglas (2011), un relato protagonizado por Brad Pitt en la piel del director general de un equipo modesto de béisbol que consigue grandes éxitos empleando métodos estadísticos a través de un ordenador.
     

      Foxcatcher sitúa la acción en 1987, tres años después de que los hermanos Mark y David Schultz (Channing Tatum y Mark Ruffalo) hayan ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en sus respectivas categorías de lucha grecorromana. Mark no atraviesa su mejor momento: vive solo en un destartalado apartamento atestado de trofeos, se alimenta de comida basura y gana 20 dólares por impartir unas conferencias en colegios. Pese a todo, sigue entrenando junto a su hermano David, quien parece disfrutar de una vida plena junto a su mujer y sus dos hijos. Mark se muestra como un tipo introvertido, apocado y parco en palabras; el reverso de su hermano, que muestra un carácter abierto, sociable y gran apasionado de la teoría y la práctica de la lucha o Wrestling. Un día, Mark recibe la llamada de un rico heredero de una compañía de la industria química, John Du Pont (Steve Carrell), un tipo misterioso, inquietante y aficionado a la lucha que le contrata para crear en su mansión un campo de entrenamiento de alto rendimiento en el que preparar a un equipo para los Juegos Olímpicos de Seul de 1988. Las razones que llevan a Mark a aceptar son conseguir concentrarse en los entrenamientos y evitar que su hermano le supere como siempre. Da comienzo entonces una tormentosa relación entre Mark y Du Pont que tendrá graves consecuencias para David.


      Foxcatcher es una película de actores, una triste y enorme película con sublimes interpretaciones. Una historia basada en hechos reales a la que vale la pena acercarse sin saber nada y conectar de manera envolvente con su sinuosa y perturbadora trama, una de esas absurdas crónicas negras que de vez en cuando saltan a las páginas de sucesos de la prensa norteamericana. Todo gira en torno a un singular y magnético triángulo formado por los hermanos Mark, tan reservado, solitario, arisco y maleable; su hermano Dave Schultz, hermano, padre y mentor del que Mark necesita sus abrazos para no viajar a la deriva en un mundo que parece asustarle y en el que se siente perdido; y John Du Pont, cobrando vida a través de un soberbio Steve Carrell con enorme apéndice nasal dando oxígeno a un tipo vulgar, egocéntrico, inútil, patriotero y trastornado, heredero de una fortuna y que está obsesionado por la lucha aunque su mayor anhelo es que su anciana, venerable y rigurosa madre se sienta orgullosa de él y dejar una huella indeleble en una familia de raigambre ancestral, una cuestión complicada debido a su evidente patetismo y porque a ella no le interesa nada la lucha, sólo los caballos. Todos ellos buscan el afecto, el respeto, el prestigio y el reconocimiento y se sienten incapaces de desbordar sus traumas, sin ser conscientes de la factura tan cara que el éxito te hace pagar por encontrar un lugar en el sol.   
     

      A Bennett Miller le interesa mucho menos los ritos, la liturgia y coreografía de la lucha que la introspección psicológica de unos personajes marcados por las reacciones torpes e insensatas (David Schultz parece ser el único capaz de aportar un poco de cordura en el relato) y que llevan la herida del sufrimiento grabada como un tatuaje íntimo. Así, entre la melancolía, el infortunio y la decadencia, sentimos la vulnerabilidad de todos ellos tras sus fachadas de virilidad, que sólo esconden un trasfondo de fragilidad y desesperación. La mayor habilidad de Miller consiste en captar de manera traslúcida las angustias existenciales y los desolados parajes por donde transitan las almas de los personajes, sus silencios, sus enfermizas relaciones, tan tensas que parece inevitable que con la presión del enrarecido ambiente y las personalidades en conflicto purguen sus celos y frustraciones con la venganza. Foxcatcher es ante todo una película sombría y por momentos escalofriante que aun con su ritmo letárgico resulta tan incómoda y turbia como predecir el futuro a través de los posos del sueño americano o asomarse a los oscuros abismos de la condición humana. Muy recomendable.


2 comentarios:

  1. Elíptica y extraña, distante y melancólica, Foxcatcher da miedo y da pena. Pena por lo que vivieron los personajes, por la soledad en la que se encontraban y como terminaron. Sin duda una excelente película

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  2. Pues sí, Aide, estamos ante la enésima crónica de un fracaso, de ese fracaso colectivo que se adivina en el reverso del manido sueño alericano, por donde deambulan personajes carentes de afecto, claros exponentes de la angustia existencial del individuo y los inextricables senderos de la condición humana.

    Saludos cordiales.

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